En esas mañanas en las que no te apetece salir de las sábanas (y ya no es porque haga frío fuera de ellas). En las despedidas. Los domingos por la tarde. Cuando eches de menos aquel lugar, aquellos ojos, esa sensación. Cuando tus pensamientos recurrentes oscilen entre el que acabe ya este día y el esto solo me pasa a mí. En todas esas situaciones (la lista es ampliable), recuerda estas seis premisas, que me han servido de mucho en mis días de bajón, que últimamente fueron muchos, que han querido hundirme en el el yo- yo de la tristeza. 

El Sol no sale y se pone cada día para alumbrarte y seguramente lo sepas, pero basta con tener un día malo para practicar un poco el ombliguismo: que si esto sólo me pasa a mí, que si soy un imán para la desgracia... No, esto no solo te pasa a ti. Y dudamos que estés imantada para atraer el desastre -no más de lo que estás imantada para el triunfo o la suerte-. ¿Cómo salir de la autocompasión y del efecto yo-yo (yo) provocado por la tristeza? Piensa en los demás. Buscar pequeñas maneras de hacer feliz al resto de la humanidad harán que salgas de ese bucle de pensamientos negativos hacia tu persona.

Haz un análisis DAFO de tu persona Sí.Un análisis de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Eso que tan tedioso te resultaba en la facultad. Las debilidades y fortalezas están en tu persona. Las amenazas y oportunidades, en el entorno. Ponlas en una balanza, en un Excel si hace falta, y estúdialas. Pensar de manera analítica y alejada de sentimentalismos en tu tú y tus circunstancias que te dará una visión distinta y hará que desenredes tus sensaciones y pensamientos más negativos.

Lamentarse no hará que los problemas se esfumen... así que opta por sonreír.
El presente es un regalo ¿Acaso llovía cuando tu abuela se quejaba de que el pantano del pueblo estaba seco? ¿Adelgazaba tu madre cuando, frente al espejo, enumeraba toda la carne que le sobraba? ¿Suena tu despertador más tarde (o con una melodía más dulce, al menos) cuando te quejas de un madrugón? No. Pues aplica esta premisa a tus situaciones cotidianas y a tus problemas y vaivenes emocionales: quejarse no hará que cambien.

Tómate la tristeza como una señal: es hora del cambio. Es habitual entre el género femenino cortarse o teñirse el pelo, cambiarse por fuera, para tratar de cambiar por dentro o de modificar las circunstancias que les rodean. La próxima vez que te sientas triste, prueba a cambiar: emocionalmente, de perspectiva o de actitud... pero cambia.