...esa inseguridad que nos inmoviliza
Publicado por Patricio Varsariah el viernes, abril 10, 2015
Todos solemos sentir inseguridad alguna vez, esa inseguridad tiene que ver directamente con el miedo a no saber afrontar una situación y sobre todo a las circunstancias negativas de la misma.Lo más triste de la vida no son sus pérdidas y desventuras, sino sus miedos. Decir que en determinadas ocasiones anteponemos las exigencias de los demás a las propias, es indudablemente falta de seguridad, es como entregarnos a los demás sin que nos lo hayan pedido. La seguridad, sin embargo, es una especie de valentía que nos hace creer en nosotros mismos y en nuestra capacidad personal.
En muchos momentos de nuestra vida, por miedo o por inseguridad, no nos decidimos a expresar nuestros sentimientos y deseos. Acceder a las peticiones de los demás nos resulta más fácil que defender nuestros derechos. Sí, es cierto, aunque todos, alguna vez experimentamos esa inseguridad ya sea de forma consciente o inconsciente.
Aunque el precio que pagamos por nuestra seguridad es elevado, es un vacío que solo podemos conseguir dando prioridad a nuestras necesidades y aprendiendo a decir “no” al miedo. Anteponer las exigencias de los demás a las propias, y entregarnos incluso sin que nos lo hayan pedido tenemos que reconocer que nos genera frustración. Así demostramos que la inseguridad es esa voz interior que nos dice: “no sé si podré” o “si soy lo suficientemente capaz para enfrentarme hacia nuevos retos” “tengo miedo de esto o aquello” o “no me animo, podría fracasar”.
Por eso la inseguridad tiene que ver con el modo de tolerar las situaciones que la vida nos presenta. Dice ese refrán muy antiguo: “más vale malo conocido, que bueno por conocer”. Muchos nos aferramos a esto, para no sentir el miedo que nos provoca una nueva andadura o incluso esa inseguridad que nos aterra ante situaciones nueva de la vida.
Casi todos a través de nuestra vida hemos tenido muchos sueños, muchas acciones que realizar, pero vemos que la vida sigue su curso e irremediablemente se nos acaba sin poder cumplir todo lo que durante ella hemos anhelado. El miedo al no poder conseguir todo lo que nos hemos propuesto, es lo que nos hace sentirnos fracasados. Es un miedo que nos tiene detenidos, imposibilitados a convertir nuestra vida en aquella realidad, en aquello que siempre tuvimos la intención de realizar y hoy por miedo o inseguridad no pudimos conseguir.
Ante esta situación, podríamos preguntarnos: ¿Qué es lo que nos detiene y nos hace tener esa inseguridad que nos inmoviliza? Solo es el miedo a equivocarnos y a las consecuencias que pudiera originar ese posible error. Por eso creo, que muchas de nuestras acciones pueden tener efectos dolorosos para nosotros mismos o a veces hacia otra persona.
Lo verdaderamente importante es que en todo momento estemos dispuestos a afrontar esas consecuencias y que no busquemos un desdichado a quien echarle la culpa. Y si en muchos casos las cosas no salen como esperábamos, tampoco es aconsejable llenarse de culpas. Siempre tenemos que ser responsable a nuestros actos pero no culparnos de ellos.
Decía Albert Einstein: “El miedo a fracasar siempre nos detendrá a intentarlo de nuevo, y siempre te mantendrá en el mismo lugar, haciendo las mismas cosas y anhelando resultados diferentes”