... el Amor a la Vida
Publicado por / Saludos : Patricio Varsariah el jueves, octubre 9, 2014

Soy un pertinaz soñador, me gusta soñar, pero soñar despierto, rara vez tengo pesadillas, por eso las temo, siempre tratando de lo perdido en el camino, dolorosas creaciones del testigo vivido, de caricias y sonrisas que ya nunca volverán. Tiene sus ventajas soñar despierto, controlas el sonido, el color, la intensidad, el lugar y el espacio, recreando la atmósfera idónea, delirantes surrealismos, delicados contrastes y sutiles aromas.
Empiezas donde quieres y terminas, cuando satisfecho cumples el propósito, recrear el gusto, saboreando entretelas, recortando la monocromia y suscitando sensaciones a flor de piel. Siempre acaban llenando esos vacíos locuaces, de espantos añadidos al suplir del día a día, suprimiendo el símil erróneo, desventurado contratiempo, consiguiendo armonizar la falta de ritmo, me gusta soñar despierto, a cuerpo descubierto, con el semblante tranquilo, por soñar lo que quiero. Como me gusta tocar la inmensidad... El batacazo llega después, cuando regresas a tus sentidos, pero esa es otra historia, de cuando no puedo... soñar despierto.
Hay amaneceres que puedo permanecer largo tiempo observando el baile que atrapa mi concentración, sin demasiado esfuerzo, su hechizo hace mella mas allá de la cohesión, siempre me atrajeron sobremanera la llama de velas encendidas. No es extraño sentir,como si mi cuerpo , fuera la cera de la vela y mi mente, esa mecha que arde en ese antiguo almacén de vivencias, recuerdos y motivos para seguir adelante. Llama de conciencia que independiza la luz que proyecto, intentando por todos los medios regular la cera y mantener la llama, pero admito que se consume con demasiada rapidez, el desequilibrio entonces no es demasiado intuitivo, es sobradamente variable.
La miro y remiro cuando no deja de oscilar, como cuando me siento perplejo,confundido, catódico y parpadeante. Aun así alimento la constancia por apuntar hacia las alturas, cimbreante sin estridencias, relajación absoluta, de vivos colores sus reflejos, empezando por descubrir las paredes interiores del espíritu, fuente de luz con fecha de caducidad.
Desde pequeños crecemos con ese sentimiento de apego, inculcado por nuestros mayores, la familia primero, los amigos después. Algo de utopía y contradicción encierra ese sentimiento, cuando la vida se empeña en llevarnos la contraria, dándonos a entender el verdadero final, el despego, por que nada es para siempre. A lo largo de todos estos años lo experimente en mis propias carnes y aun así no me canso de cuidar y mimar mis afectos, sabiendo de antemano que en un girar a mi alrededor, alguno de ellos tomaran rumbos distintos a los míos.
No queda entonces otra opción que la resignación consentida, intentando comprender que también ellos tienen el derecho de vivir su propia vida, como yo vivo la mía propia. Cuesta entender el empeño en ese apego con los que nos rodean, si al final existirá el despego. Sabor agridulce, diferentes consistencias, aromas contradictorios, sensaciones del todo extrañas, sin saber muy bien si vale la pena vivirlos así. Quizás sea otra perspectiva diferente con la cual aprender a evolucionar en nuestras relaciones con los demás, de crecer en nuestra consideración de no padecer lo que viene después.
Siempre tratando de encontrar un lugar en el mundo, aquel que por defecto o efecto nos toca vivir, buscando la confianza necesaria para ir mas allá de simples palabras. En época de lluvias todo luce mojado, dejando golpear la inexperiencia consabida por miles de gotas estrellándose contra tus delirios, aquellos que proporcionan las desventuras. Hay épocas en las que la lluvia no es tan intensa, recalando en desconfianzas dolorosas, aun así pequeños chubascos que recuerdan los años de generosos bienes. La sequía hace estragos, se vuelve dura e inhóspita, intransitable para los sentidos, curtidos por el mal camino. Son en esos momentos cuando mas quisiera cambiar la soledad por el amor, la vida, la amistad. Cargar las alforjas de valentía y vivir mi vida como hacia tiempo no lo hacia...
Si, es verdad. Entramos solos al mundo y nos marchamos solos. ¿Y todo lo que nos ocurre en el medio? Nos debemos a nosotros mismos encontrar algo de confianza algo de compañía, atrevernos a ir un paso mas allá. Necesitamos ayuda, animarnos a pedirla, mas aun si tenemos una o mas manos amigas tendidas, abiertas, quizás aferradas fuerte a las nuestras y en algún momento pensamos... oh, cuanto me necesita !!! Sin darnos cuenta que somos nosotros los que ahora necesitamos el apoyo de esa mano...
Y allí esta Necesitamos apoyo...como no? Somos SERES HUMANOS... algunos mas seguros otros mas "escondidos", tan solo hasta que un rayito de luz plena ilumine el corazón, y ahí nos damos cuenta que no estamos solos que podremos atrevernos a desafiarnos a nosotros mismos, que podemos pensar en un si dentro de los mil no que podemos CONFIAR.... aunque no estemos muy habituados que podemos sentir miedo, e igualmente las cosas sucederán de la manera en que están establecidas.
No estamos solos Desconectados Incomunicados Por eso...en lugar de la soledad, elegimos el Amor la Vida la Amistad y por un momento nos sentimos realmente valientes a dar un giro inesperado los que realmente nos cambia la Vida.